martes, 18 de marzo de 2008

TESTIGO


Allí estaba. Asomada al vacío.
Una gran altura sin duda.
Él miraba su hacer.
La estaba mirando desde hacía rato.
Ella era sin duda una exhibicionista de largas extremidades.
Confiada y arriesgada, ni se inmutaba.
Y él se estaba poniendo cada vez más nervioso.
La cretina no sabía que alguien la estaban observando desde una distancia bien cercana.
Ella, ellas, todas, -pensaba- son así.
Caería sin remedio al abismo, podría jurarlo.
Y sin embargo él no haría nada.
Tumbado tan cómodamente como estaba en su terraza el no pensaba ni mover un dedo.
Bien mirado él, solamente movería uno.
Uno sólo: el dedo gordo por donde la estúpida hormiga había subido. ….
Y, claro, caería.
Si ya lo veía venir.



de Paco Córdoba