Antes de usar diariamente:
-Serénese. Respire a fondo y abra la puerta.
-No se equivoque y vaya a ocupar su sitio. Lo descubrirá al fondo.
-No se equivoque y vaya a ocupar su sitio. Lo descubrirá al fondo.
-Evitará daños irreparables si sigue los siguientes pasos:
1.-Deslice su figura con aplomo a lo largo del pasillo central en la dirección antes indicada.
2.-Mientras lo hace, procure no tropezar pues ello será indicativo de cómo se desarrollará el día.
3.-Observe disimuladamente las aristas de los rostros más significativos. No mire directamente.
4.-Cerciórese de colocarse tras la mesa que se supone es la suya. En caso contrario lo notará por:
A: La airada mirada de su inquilino/a ya instalado/a
B: Porque se encontrará algo estrecho.
5.-Cuando ocupe su lugar asegúrese que la silla no esté de lado pues con los nervios, ya se sabe. Un error de este calibre puede acarrearle una fractura y el costalazo quedaría en la memoria del lugar durante muchos años, posiblemente durante generaciones y la anécdota derivaría en mito.
6.-Accione un tono neutro de voz para saludar y dar las buenas tardes. Procure que no le salga ningún gallo y que ciertamente sea por la tarde y no el turno de noche. Ello acarrearía sonrisas varias y hasta comentarios negativos de la parte más crítica.
7.-No podrá activar más de tres veces el mismo tono. Perdería la modulación inicial con el consiguiente riesgo anteriormente mencionado.
8.-Pasee la mirada a lo largo del lugar. Mire especialmente al fondo.
9.-Entrecierre los ojos, como recordando algo. Si lo hace bien:
A: Parecerá más interesante al sector femenino y por contra el masculino pensará que trama algo.
B: Evitará un brillo excesivo de sus ojos, producto sin duda de la conciencia del riesgo del momento, que podría ser malinterpretado.
10.-Baje la mirada. Pulse la cerradura de su cartera. Es eso que Vd. ha traído en la mano desde casa.
11.-Ábrala. Procure que no le tiemble el pulso. De ser así, busque su escorzo más favorable.
12.-Saque con decisión los folios – sólo los escritos- que deberá repartir. Mientras, intente sonreir.
13.-Repártalos. No olvide -¡por dios!- a nadie. Por las secciones más críticas pase rápidamente.
14.-Una vez en su lugar observe los rostros. Tiene dos posibilidades o un 50 % de acierto:
A: No pasa nada en especial. No hay reacción: ha tenido suerte.
B: Nace un murmullo que deriva en ruido. En este caso se ha equivocado de materia.
15.-Si el ruido insistente termina en jolgorio es que, además, se ha equivocado de clase.
16.-No se inmute. No diga palabra: ahora el gallo sería seguro.
17.-Recoja sus cosas y váyase a la clase de al lado. Seguro que ahora sí es la suya. Lo descubrirá por los rostros sonrientes y malévolos que esperan al nuevo maestro del Centro de Educación de Adultos de Priego.
18.-Procure no repetir los errores anteriores.
1.-Deslice su figura con aplomo a lo largo del pasillo central en la dirección antes indicada.
2.-Mientras lo hace, procure no tropezar pues ello será indicativo de cómo se desarrollará el día.
3.-Observe disimuladamente las aristas de los rostros más significativos. No mire directamente.
4.-Cerciórese de colocarse tras la mesa que se supone es la suya. En caso contrario lo notará por:
A: La airada mirada de su inquilino/a ya instalado/a
B: Porque se encontrará algo estrecho.
5.-Cuando ocupe su lugar asegúrese que la silla no esté de lado pues con los nervios, ya se sabe. Un error de este calibre puede acarrearle una fractura y el costalazo quedaría en la memoria del lugar durante muchos años, posiblemente durante generaciones y la anécdota derivaría en mito.
6.-Accione un tono neutro de voz para saludar y dar las buenas tardes. Procure que no le salga ningún gallo y que ciertamente sea por la tarde y no el turno de noche. Ello acarrearía sonrisas varias y hasta comentarios negativos de la parte más crítica.
7.-No podrá activar más de tres veces el mismo tono. Perdería la modulación inicial con el consiguiente riesgo anteriormente mencionado.
8.-Pasee la mirada a lo largo del lugar. Mire especialmente al fondo.
9.-Entrecierre los ojos, como recordando algo. Si lo hace bien:
A: Parecerá más interesante al sector femenino y por contra el masculino pensará que trama algo.
B: Evitará un brillo excesivo de sus ojos, producto sin duda de la conciencia del riesgo del momento, que podría ser malinterpretado.
10.-Baje la mirada. Pulse la cerradura de su cartera. Es eso que Vd. ha traído en la mano desde casa.
11.-Ábrala. Procure que no le tiemble el pulso. De ser así, busque su escorzo más favorable.
12.-Saque con decisión los folios – sólo los escritos- que deberá repartir. Mientras, intente sonreir.
13.-Repártalos. No olvide -¡por dios!- a nadie. Por las secciones más críticas pase rápidamente.
14.-Una vez en su lugar observe los rostros. Tiene dos posibilidades o un 50 % de acierto:
A: No pasa nada en especial. No hay reacción: ha tenido suerte.
B: Nace un murmullo que deriva en ruido. En este caso se ha equivocado de materia.
15.-Si el ruido insistente termina en jolgorio es que, además, se ha equivocado de clase.
16.-No se inmute. No diga palabra: ahora el gallo sería seguro.
17.-Recoja sus cosas y váyase a la clase de al lado. Seguro que ahora sí es la suya. Lo descubrirá por los rostros sonrientes y malévolos que esperan al nuevo maestro del Centro de Educación de Adultos de Priego.
18.-Procure no repetir los errores anteriores.
de Paco Córdoba